miércoles, 31 de diciembre de 2014

España reduce sus tramos de gran siniestralidad en un tercio en sólo tres años



La Unión Europea tiene fijado como objetivo para 2020 la reducción en un 50 por ciento de las muertes en carretera con respecto a los datos de la primera década del siglo. Esa es la base del informe RACE 2014. Evaluación de la Red de Carreteras del Estado, un estudio que deja incontables datos de utilidad en la persecución de ese objetivo, pero entre los que destaca uno: en apenas tres años España ha reducido casi en un tercio los tramos de carretera con riesgo elevado de sufrir accidentes. Si en 2012 había 2.852,8 kilómetros con ese alto riesgo de accidentes, en 2014 han quedado reducidos a 1.921,5. El dato, aunque insuficiente y todavía cargado de dramatismo por sus consecuencias humanas, es un sin duda alentador, ya que habla de una mejoría constante y progresiva en las carreteras españolas.

El estudio del RACE forma parte del programa EuroRAP (European Road Assement Program), que se inició internacionalmente en el año 2000, con la inclusión de los datos de la Red de Carreteras del Estados a partir de 2002. Para este informe, que cubre el periodo 2011-2013, se han contabilizado los 5.198 accidentes ocurridos en la Red española. Para la extracción de conclusiones se han eliminado los tramos de carretera que presentan datos de tráfico inferiores a los 2.000 vehículos al día, “dado que en dichos tramos es muy significativa la aleatoriedad de los accidentes”, por lo que quedan 1.162 tramos que suman 20.132 kilómetros, en los que se produjeron 1.212 accidentes mortales y 3.665 graves que dejaron un dramático saldo de 1.380 fallecidos y 4.958 heridos graves.

Que las carreteras españolas gozan de una salud bastante buena queda claro al destacar que un 74,5 por ciento de los tramos analizados presentan un riesgo de accidente bajo o medio-bajo. El aumento en la categoría más positiva, de hecho, ha sido brutal. Si en 2012 había 3.694,2 kilómetros en ese estado, en 2014 ya son 5.033,7. No obstante, en la Red de Carreteras del Estado siguen quedando un 9,54 por ciento de tramos de un riesgo alto o medio alto, que además fluctúan con facilidad. En 2012 eran 471,9 kilómetros en esa condición, en 2013 se redujeron a 400,3, pero en 2014 han regreso a los niveles anteriores, con 472,7 kilómetros. Eso sí contando los dos niveles de mayor peligrosidad, la reducción ya mencionada como la principal conclusión positiva de este estudio sí es palpable, de los 2.852,8 kilómetros que había en 2012 a los 1.921 de 2014, lo que hace que el trabajo de conservación sea menos exigente.

Más datos positivos que encierra este trabajo. Por encima de un uso de 20.000 vehículos diarios no existen tramos negros en las carreteras de nuestra geografía y solamente hay uno de riesgo medio-alto, mientras que en las vías de alta capacidad, que son las que soportan un tráfico de más de 80.000 vehículos diarios sólo se aprecian tramos de las dos categorías de riesgo más bajo. Y por comunidades autónomas hay tres que pueden presumir de tener las carreteras más seguras de toda España, puesto que no tienen ni un solo tramo de riesgo notable de accidentes. Se trata de Navarra, Murcia y el País Vasco. El caso de la segunda de ellas tiene aún más mérito, puesto que el análisis del RACE alcanza 508,2 kilómetros de esta comunidad autónoma, mientras que País Vasco y Navarra son las dos autonomías con menos kilómetros evaluados, 109,9 y 41,1 respectivamente.

En todo caso, el informe del RACE no es una invitación al triunfalismo, sino una herramienta para conocer dónde se puede seguir mejorando. Así, se señalan 132 tramos de riesgo elevado, un total de 1.921 kilómetros, de los cuales 38 son negros, un total de 472,7 kilómetros. El mayor porcentaje de kilómetros de riesgo en comparación con toda su red se encuentra en Asturias (20,4 por ciento), autonomía seguida de Cataluña (16,8) y Galicia (16,3). El tramo más peligroso en toda la Red de Carreteras del Estado está en la N-320, entre los kilómetros 314,1 y 325,4 de esta vía que une Guadalajara y Madrid. En los tres años que comprende el estudio, allí han tenido lugar nueve accidentes mortales y graves en los que se han producido dos fallecidos y once heridos graves.

El informe completo se puede consultar en este enlace.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Polonia, infraestructuras como impulso de la economía


Ya no caben dudas: Polonia es el mercado más atractivo de Europa del Este para cualquier tipo de inversión. Es la sexta mayor economía europea y la más grande de esa zona al Este del continente, pero es que además es el único país de Europa que no cayó en recesión desde que comenzara la crisis económica. Una de las claves que citan todos los informes relativos al país es, precisamente, el nivel de desarrollo de sus infraestructuras. Sin necesidad de colocarse entre las mejores del mundo, sí están entre lo más desarrollado de la zona, y eso hace que hoy sean muchos los inversores que fijan sus miradas en Polonia, un país que además va a seguir creciendo. El Banco Mundial, de hecho, ha anunciado para la economía polaca crecimientos del 3,5 por ciento en 2015 y del 3,8 en 2016, con la única sombra en cómo podrían afectarle los conflictos de Rusia con Ucrania y la Unión Europea.

Como muestra de las buenas perspectivas que ofrece Polonia Bloomberg colocó al país en un reciente estudio como la 26ª mejor economía para hacer negocios, la primera en Europa del Este y Asia Central. El Global Infrastructure Investment Index de 2014, realizado por la consultora Arcadis, ofrece datos similares, colocando a Polonia en el puesto 30 de su ránking de mejores países para invertir en infraestructuras, superando a otras naciones europeas como Portugal (puesto 31), Rusia (34), Italia (35), Rumanía (36) y Grecia (40). Ese informe explica que muchos mercados europeos tienen dificultades para encontrar inversión para mejorar sus viejas infraestructuras y otros tienen los fondos pero no el compromiso de sus gobiernos para aventurarse en grandes proyectos.

Aunque la burocracia, el complicado sistema legal y un cierto nivel de arbitrariedad en la forma en que los jueces interpretan la ley son los grandes problemas de Polonia, este país no se ubica en ninguno de los dos grupos antes mencionados y avanza a buen ritmo. El mejor ejemplo se puede encontrar en la inversión de 80.000 millones de dólares que ha acometido Polonia en los últimos seis años para mejorar las condiciones de sus carreteras y puentes. Hasta hace muy pocos años, los inversores preferían otros mercados de la zona como base para sus proyectos, pero Polonia ha reducido la brecha considerablemente en los últimos años. Y una de las razones está, sin ninguna duda, en las mejoras en las carreteras y las infraestructuras, porque eso se ha traducido en una enorme reducción en los costes del transporte de bienes, un aspecto en el que este país sólo se ve ya superado por Turquía en su zona de influencia.

El informe The Global Competitiveness Report, realizado por el Foro Económico Mundial no da una buena posición a Polonia en sus infraestructuras, quedando en el puesto 79 con una nota de 4 sobre 7. Pero es un dato engañoso porque Polonia no para de progresar en este aspecto. Es verdad que el punto de partida era muy atrasado, pero la situación del país no ha cesado en su mejora desde la caída del comunismo y su posterior adhesión a la Unión Europea, que se produjo en 2004. Con la mencionada inversión en carreteras, Polonia pretende mejorar su puesto 89 en este ránking, con una nota de 3,5. De hecho, los planes de la administración polaca, gracias también a la inversión de la Unión Europea, son las de modernizar completamente en la próxima década la red de autopistas del país, que ya cuenta con 2.800 kilómetros, casi todos construidos después de 1989.

Aún con la peor nota en los ránkings del informe del Foro Económico Mundial, 2,9, la red de ferrocarril es la infraestructura que tiene un mejor puesto, el 55º. El sistema es herencia de la primera mitad del siglo XX, cuando fue construida casi en su totalidad. La red se caracteriza por la presencia de estaciones en puntos muy céntricos de las ciudades. Considerando trenes de alta velocidad aquellos que circulan por encima de los 200 kilómetros por hora, Polonia no tendría ninguna línea de estas características. Sin embargo, sí tiene más de 700 kilómetros de vía que soportan velocidades superiores a los 160 kilómetros por hora y en 2015 se espera la inauguración de 1.500 kilómetros más, incluyendo puntos en los que sí se supere esa barrera de los 200 kilómetros por hora. Hasta 2012, el foco de las inversiones polacas estaba en las carreteras pero el tren ya ha conseguido la atención que merece y el objetivo es que para 2020 las doce ciudades más grandes del país estén conectadas por la alta velocidad.

Si hay una infraestructura que se benefició especialmente de la organización de la Eurocopa de fútbol de hace dos años en Polonia de forma conjunta con Ucrania, esa es la red aeroportuaria. “Si no hubiéramos tenido la Europa 2012, habríamos mejorado nuestra infraestructuras pero el tiempo para hacerlo habría sido más largo, entre dos o tres años más”, explicó tras la celebración del evento deportivo Jakub Borowski, entonces jefe economista del Kredyt Bank y autor de un informe sobre la previsión de impacto económico de aquella Eurocopa.  De hecho, el transporte aéreo se lleva la mejor nota de Polonia en The Global Competitivness Report, con un 4 y el puesto 86. El mayor aeropuerto de Polonia es el Frederic Chopin de Varsovia, pero Wroclaw, Dansk, Katowice, Cracovia y Poznan tienen grandes aeródromos que operan a nivel internacional.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Estados Unidos busca inversión privada para mejorar sus infraestructuras


La imagen de coloso económico de Estados Unidos oculta el estado de sus infraestructuras, necesitadas de una fuerte inyección de capital para recuperar su calidad, una inversión que ahora mismo no parece capaz de afrontar su Gobierno. Según el informe The Global Competitiveness Report realizado por el Foro Económico Mundial, Estados Unidos cuenta con una infraestructuras nada acordes a su posición en otros terrenos económicos, ocupando el puesto decimosexto de la clasificación mundial, con una nota de 5,8 sobre 7. Por obtener una comparación fácilmente asimilable, España recibe una valoración de 5,9 en el mismo informe. Lo más deficiente en las infraestructuras norteamericanas está en sus carreteras (16ª posición y 5,7 de nota). Algo mejor están los ferrocarriles (15ª plaza y 5,9), puertos (12ª y 5,7) y transporte aéreo (9ª y 6,1).

Pero la clave está en que Estados Unidos es ya un mercado apetecible para la inversión en este terreno. Según el Global InfrastructureInvestment Index de 2014, realizado por la consultora Arcadis, el país norteamericano se ha colado por primera vez entre los diez países más atractivos para invertir, en la octava posición, subiendo tres puestos desde el anterior informe, de 2012. Esa subida es la que ha experimentado otro país destacado, Reino Unido, pero también otros muy alejados del poder estadounidense como Sudáfrica, Indonesia y Filipinas. “Subrayar esta subida supone destacar una creciente necesidad de rehabilitar y mejorar bienes ya existentes”, explica dicho informe. El Gobierno norteamericano tiene prevista la inversión de 2 trillones de dólares hasta 2020, pero esa es una cantidad que la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE) considera claramente insuficiente, hasta el punto de elevar las necesidades hasta los 3,6 trillones de dólares.

En el Report Card 2013, su último informe sobre la situación de las infraestructuras norteamericanas, la ASCE dio una calificación global de D+, que supone una leve mejoría con respecto al anterior de 2009, en el que recibió una D, lo que en términos europeos apenas significa superar el aprobado sin demasiada holgura. Según explica el colectivo, cada categoría de infraestructuras se ha evaluado en base a criterios de “capacidad, condición, financiación, necesidades futuras, operatividad y mantenimiento, seguridad pública y resistencia”. Las mejores notas que la ASCE concede son las referidas a puentes y ferrocarriles (C+), pero las carreteras y el transporte aéreo caen hasta el D, dejando entre medias a las instalaciones portuarias, con un C. “Desperdiciamos horas sentados en atascos, el corte en el suministro eléctrico es cada vez más frecuente, perdemos miles de millones de gallones de agua a través de las fugas en las tuberías. Todo esto nos está costando dinero”, dijo Gregory DiLoreto, el presidente de la ASCE en la presentación del informe.

Ante la ausencia de fondos públicos para sostener las infraestructuras norteamericanas, cada vez más gobiernos estatales y locales recurren a la empresa privada para sostener la calidad de las instalaciones que necesitan los ciudadanos. “Estos mecanismos de inversión varían según los estados, y ese es un aspecto importante de la actual situación. (…) Modelos antes impopulares como la financiación del sector privado de nuevas autopistas de pago están ganando aceptación según la población se está dando cuenta de que el dinero federal no va a llegar. Además, eso está derivando en una creciente aceptación de que unas mejores infraestructuras son beneficiosas para la economía local”, explica el informe de Arcadis, que añade que el atractivo de Estados Unidos como campo para la inversión privada es mayor ahora que hace dos años porque la situación económica es ahora más estable que entonces, una vez minimizados los efectos de la crisis.

Y dado el descomunal tamaño del país, hay mucho terreno que cubrir en todos los sectores. Estados Unidos tiene la red de carreteras más grande del mundo, con una longitud total de 6,58 millones de kilómetros, también la más extensa en cuanto a autopistas, con 259.032 kilómetros. La autopista más larga es la que une las ciudades de Seattle, Washington, Boston y Massachusetts, con 4.990 kilómetros, pero es aún más extensa la Ruta 20, con 5.415 kilómetros. Al margen de unos datos geográficos impresionantes, la ASCE hace un análisis demoledor, al considerar que “el 42 por ciento de las grandes autopistas urbanas de Estados Unidos permanecen congestionadas, costando a la economía 101.000 millones de dólares al año en tiempo y combustible perdidos”. Según recuerda, la Administración Federal de Autopistas estima que se necesita una inversión de 170.000 millones anuales para mejorar las condiciones de las carreteras.

Las mejores notas de la ASCE son para el ferrocarril y los puentes. Con respecto a lo primero, el país norteamericano también puede presumir de la red más extensa del mundo, formada por 226.427 kilómetros. La gran oportunidad de inversión está en el tren de alta velocidad, cuya presencia es por el momento marginal en suelo estadounidense pero que aspira a contar con 27.000 kilómetros de red para el año 2030, en zonas como California, el Medio Oeste, Nueva Inglaterra, Florida, Texas, Colorado o Nuevo México. En el segundo de estos campos, Estados Unidos cuenta con dos puentes entre los diez más largos del mundo. La autopista que cruza el lago Pontchartrain es el sexto, con 38.442 metros, y el que cruza el pantano Manchac el séptimo, con 36.710 metros. Aún con una de sus mejores valoraciones, ASCE recuerda que “uno de cada nueve puentes de la nación son estructuralmente deficientes, mientras que la edad media de los 607.380 puentes es actualmente de 42 años”.

Grupo Azierta ha tenido una larga experiencia de colaboración con empresas norteamericanas, tanto proveedores (Mobile Drill Intl.) como clientes (NASA, CalTech). Ha participado muy recientemente en la jornada USA Infrastructures Day, que ha contado asimismo con la participación de European American Enterprise Council, Federal Rail Administration, Amtrack, Baker & McKenzie y Tecniberia entre otras organizaciones españolas y norteamericanas.