La imagen de coloso económico de Estados Unidos oculta el
estado de sus infraestructuras, necesitadas de una fuerte inyección de capital
para recuperar su calidad, una inversión que ahora mismo no parece capaz de
afrontar su Gobierno. Según el informe The Global Competitiveness Report
realizado por el Foro Económico Mundial, Estados Unidos cuenta con una infraestructuras
nada acordes a su posición en otros terrenos económicos, ocupando el puesto
decimosexto de la clasificación mundial, con una nota de 5,8 sobre 7. Por
obtener una comparación fácilmente asimilable, España recibe una valoración de
5,9 en el mismo informe. Lo más deficiente en las infraestructuras
norteamericanas está en sus carreteras (16ª posición y 5,7 de nota). Algo mejor
están los ferrocarriles (15ª plaza y 5,9), puertos (12ª y 5,7) y transporte
aéreo (9ª y 6,1).
Pero la clave está en que Estados Unidos es ya un mercado apetecible para la inversión en este terreno. Según el Global InfrastructureInvestment Index de 2014, realizado por la consultora Arcadis, el país norteamericano se ha colado por primera vez entre los diez países más atractivos para invertir, en la octava posición, subiendo tres puestos desde el anterior informe, de 2012. Esa subida es la que ha experimentado otro país destacado, Reino Unido, pero también otros muy alejados del poder estadounidense como Sudáfrica, Indonesia y Filipinas. “Subrayar esta subida supone destacar una creciente necesidad de rehabilitar y mejorar bienes ya existentes”, explica dicho informe. El Gobierno norteamericano tiene prevista la inversión de 2 trillones de dólares hasta 2020, pero esa es una cantidad que la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE) considera claramente insuficiente, hasta el punto de elevar las necesidades hasta los 3,6 trillones de dólares.
En el Report Card 2013, su último informe sobre la situación de las infraestructuras norteamericanas, la ASCE dio una calificación global de D+, que supone una leve mejoría con respecto al anterior de 2009, en el que recibió una D, lo que en términos europeos apenas significa superar el aprobado sin demasiada holgura. Según explica el colectivo, cada categoría de infraestructuras se ha evaluado en base a criterios de “capacidad, condición, financiación, necesidades futuras, operatividad y mantenimiento, seguridad pública y resistencia”. Las mejores notas que la ASCE concede son las referidas a puentes y ferrocarriles (C+), pero las carreteras y el transporte aéreo caen hasta el D, dejando entre medias a las instalaciones portuarias, con un C. “Desperdiciamos horas sentados en atascos, el corte en el suministro eléctrico es cada vez más frecuente, perdemos miles de millones de gallones de agua a través de las fugas en las tuberías. Todo esto nos está costando dinero”, dijo Gregory DiLoreto, el presidente de la ASCE en la presentación del informe.
Ante la ausencia de fondos públicos para sostener las infraestructuras norteamericanas, cada vez más gobiernos estatales y locales recurren a la empresa privada para sostener la calidad de las instalaciones que necesitan los ciudadanos. “Estos mecanismos de inversión varían según los estados, y ese es un aspecto importante de la actual situación. (…) Modelos antes impopulares como la financiación del sector privado de nuevas autopistas de pago están ganando aceptación según la población se está dando cuenta de que el dinero federal no va a llegar. Además, eso está derivando en una creciente aceptación de que unas mejores infraestructuras son beneficiosas para la economía local”, explica el informe de Arcadis, que añade que el atractivo de Estados Unidos como campo para la inversión privada es mayor ahora que hace dos años porque la situación económica es ahora más estable que entonces, una vez minimizados los efectos de la crisis.
Y dado el descomunal tamaño del país, hay mucho terreno que cubrir en todos los sectores. Estados Unidos tiene la red de carreteras más grande del mundo, con una longitud total de 6,58 millones de kilómetros, también la más extensa en cuanto a autopistas, con 259.032 kilómetros. La autopista más larga es la que une las ciudades de Seattle, Washington, Boston y Massachusetts, con 4.990 kilómetros, pero es aún más extensa la Ruta 20, con 5.415 kilómetros. Al margen de unos datos geográficos impresionantes, la ASCE hace un análisis demoledor, al considerar que “el 42 por ciento de las grandes autopistas urbanas de Estados Unidos permanecen congestionadas, costando a la economía 101.000 millones de dólares al año en tiempo y combustible perdidos”. Según recuerda, la Administración Federal de Autopistas estima que se necesita una inversión de 170.000 millones anuales para mejorar las condiciones de las carreteras.
Las mejores notas de la ASCE son para el ferrocarril y los puentes. Con respecto a lo primero, el país norteamericano también puede presumir de la red más extensa del mundo, formada por 226.427 kilómetros. La gran oportunidad de inversión está en el tren de alta velocidad, cuya presencia es por el momento marginal en suelo estadounidense pero que aspira a contar con 27.000 kilómetros de red para el año 2030, en zonas como California, el Medio Oeste, Nueva Inglaterra, Florida, Texas, Colorado o Nuevo México. En el segundo de estos campos, Estados Unidos cuenta con dos puentes entre los diez más largos del mundo. La autopista que cruza el lago Pontchartrain es el sexto, con 38.442 metros, y el que cruza el pantano Manchac el séptimo, con 36.710 metros. Aún con una de sus mejores valoraciones, ASCE recuerda que “uno de cada nueve puentes de la nación son estructuralmente deficientes, mientras que la edad media de los 607.380 puentes es actualmente de 42 años”.
Grupo Azierta ha tenido una larga experiencia de colaboración con empresas norteamericanas, tanto proveedores (Mobile Drill Intl.) como clientes (NASA, CalTech). Ha participado muy recientemente en la jornada USA Infrastructures Day, que ha contado asimismo con la participación de European American Enterprise Council, Federal Rail Administration, Amtrack, Baker & McKenzie y Tecniberia entre otras organizaciones españolas y norteamericanas.
Pero la clave está en que Estados Unidos es ya un mercado apetecible para la inversión en este terreno. Según el Global InfrastructureInvestment Index de 2014, realizado por la consultora Arcadis, el país norteamericano se ha colado por primera vez entre los diez países más atractivos para invertir, en la octava posición, subiendo tres puestos desde el anterior informe, de 2012. Esa subida es la que ha experimentado otro país destacado, Reino Unido, pero también otros muy alejados del poder estadounidense como Sudáfrica, Indonesia y Filipinas. “Subrayar esta subida supone destacar una creciente necesidad de rehabilitar y mejorar bienes ya existentes”, explica dicho informe. El Gobierno norteamericano tiene prevista la inversión de 2 trillones de dólares hasta 2020, pero esa es una cantidad que la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE) considera claramente insuficiente, hasta el punto de elevar las necesidades hasta los 3,6 trillones de dólares.
En el Report Card 2013, su último informe sobre la situación de las infraestructuras norteamericanas, la ASCE dio una calificación global de D+, que supone una leve mejoría con respecto al anterior de 2009, en el que recibió una D, lo que en términos europeos apenas significa superar el aprobado sin demasiada holgura. Según explica el colectivo, cada categoría de infraestructuras se ha evaluado en base a criterios de “capacidad, condición, financiación, necesidades futuras, operatividad y mantenimiento, seguridad pública y resistencia”. Las mejores notas que la ASCE concede son las referidas a puentes y ferrocarriles (C+), pero las carreteras y el transporte aéreo caen hasta el D, dejando entre medias a las instalaciones portuarias, con un C. “Desperdiciamos horas sentados en atascos, el corte en el suministro eléctrico es cada vez más frecuente, perdemos miles de millones de gallones de agua a través de las fugas en las tuberías. Todo esto nos está costando dinero”, dijo Gregory DiLoreto, el presidente de la ASCE en la presentación del informe.
Ante la ausencia de fondos públicos para sostener las infraestructuras norteamericanas, cada vez más gobiernos estatales y locales recurren a la empresa privada para sostener la calidad de las instalaciones que necesitan los ciudadanos. “Estos mecanismos de inversión varían según los estados, y ese es un aspecto importante de la actual situación. (…) Modelos antes impopulares como la financiación del sector privado de nuevas autopistas de pago están ganando aceptación según la población se está dando cuenta de que el dinero federal no va a llegar. Además, eso está derivando en una creciente aceptación de que unas mejores infraestructuras son beneficiosas para la economía local”, explica el informe de Arcadis, que añade que el atractivo de Estados Unidos como campo para la inversión privada es mayor ahora que hace dos años porque la situación económica es ahora más estable que entonces, una vez minimizados los efectos de la crisis.
Y dado el descomunal tamaño del país, hay mucho terreno que cubrir en todos los sectores. Estados Unidos tiene la red de carreteras más grande del mundo, con una longitud total de 6,58 millones de kilómetros, también la más extensa en cuanto a autopistas, con 259.032 kilómetros. La autopista más larga es la que une las ciudades de Seattle, Washington, Boston y Massachusetts, con 4.990 kilómetros, pero es aún más extensa la Ruta 20, con 5.415 kilómetros. Al margen de unos datos geográficos impresionantes, la ASCE hace un análisis demoledor, al considerar que “el 42 por ciento de las grandes autopistas urbanas de Estados Unidos permanecen congestionadas, costando a la economía 101.000 millones de dólares al año en tiempo y combustible perdidos”. Según recuerda, la Administración Federal de Autopistas estima que se necesita una inversión de 170.000 millones anuales para mejorar las condiciones de las carreteras.
Las mejores notas de la ASCE son para el ferrocarril y los puentes. Con respecto a lo primero, el país norteamericano también puede presumir de la red más extensa del mundo, formada por 226.427 kilómetros. La gran oportunidad de inversión está en el tren de alta velocidad, cuya presencia es por el momento marginal en suelo estadounidense pero que aspira a contar con 27.000 kilómetros de red para el año 2030, en zonas como California, el Medio Oeste, Nueva Inglaterra, Florida, Texas, Colorado o Nuevo México. En el segundo de estos campos, Estados Unidos cuenta con dos puentes entre los diez más largos del mundo. La autopista que cruza el lago Pontchartrain es el sexto, con 38.442 metros, y el que cruza el pantano Manchac el séptimo, con 36.710 metros. Aún con una de sus mejores valoraciones, ASCE recuerda que “uno de cada nueve puentes de la nación son estructuralmente deficientes, mientras que la edad media de los 607.380 puentes es actualmente de 42 años”.
Grupo Azierta ha tenido una larga experiencia de colaboración con empresas norteamericanas, tanto proveedores (Mobile Drill Intl.) como clientes (NASA, CalTech). Ha participado muy recientemente en la jornada USA Infrastructures Day, que ha contado asimismo con la participación de European American Enterprise Council, Federal Rail Administration, Amtrack, Baker & McKenzie y Tecniberia entre otras organizaciones españolas y norteamericanas.
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