jueves, 26 de septiembre de 2013

La carretera Panamericana, la más larga del mundo


El mito de la carretera infinita ha fascinando siempre a los conductores. Y a quienes tienen relación con la ingeniería civil, por supuesto, porque en ese campo nace lo que después llenará la imaginación de quienes se ponen al volante. Son muchas las carreteras míticas, pero sólo una puede presumir de ser la más larga del mundo, honor que el libro Guinness de los récords otorga a la carretera Panamericana y sus 28.500 kilómetros de extensión. Nada menos que 20 países tienen algún tramo de esta ruta. De norte a sur, se trata de Estados Unidos, Canadá, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Risca, Panamá, Colombia, Venezuela, Brasil, Guayana, Guyana Francesa, Surinam, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.

Su inagotable asfalto se extiende desde Alaska, en Estados Unidos, hasta Quellón, en Chile, y Buenos Aires, en Argentina. No obstante, ese récord tiene un pequeño truco, pues la carretera tiene un corte de 87 kilómetros en una zona de selva tropical que une Panamá y Colombia, el Tapón de Darién, aunque ya hay en marcha dos proyectos en ejecución que son el primer paso para unir los dos puntos separados y completar la vía. La carretera Panaramericana, también conocida como ruta Panamaericana o simplemente como Panamericana, fue una idea que surgió en la V Conferencia Internacional de los Estados Americanos celebrada en 1923. A partir de esa fecha, el proyecto para este sistema colectivo de carreteras que recorriera la práctica totalidad del continente americano se comenzó a desarrollar en el Congreso Paranamericano que acogió Buenos Aires en 1925.

Estos casi 30.000 kilómetros de la Panamericana superan por mucho las longitudes de las carreteras que siguen a ésta en la lista de las más largas del mundo. Están por encima de los 20.557 de la Asian Highway AH1 (la más larga autopista del continente asiático), los 14.500 de la Austrialia's Highway 1 (que sí ostenta el honor de ser la carretera más larga del mundo que recorre un único país), la Asian Highway AH2 (que se beneficia de compartir más de 2.000 kilómetros con la mencionada AH1) o los 11.000 de la autopista transiberiana (que une San Petersburgo con Vladivostok, la misma ciudad en la que finaliza el mítico tren Transiberiano).

En el octavo lugar de este top 10 (elaborado por la web Losapuntes del viajero) está la carretera más larga de Europa, la E40, que suma 8.500 kilómetros entre Francia y Kazakhstan. ¿La famosa y mítica Ruta 66 norteamericana? Tiene sólo 2.451 kilómetros, once veces menos distancia que la Panamericana. Eso da una idea de las enormes dimensiones de esta ruta, que acoge una conocida prueba automovilística con ese nombre. La carrera Panamericana se celebró en una primera etapa entre 1950 y 1954, organizada por el gobierno de Mexico para conmemorar que fue el primer país en culminar sus tramos de la ruta. Hershel McGriff y Ray Elliott fueron los pilotos ganadores de la primera edición. Dado el enorme peligro de la carrera, incluyendo algunos accidentes mortales, se decidió cancelar, hasta su recuperación en 1988. Y hoy sigue siendo una de las más importantes pruebas de resistencia de todo el mundo, que apela a los mismos conductores que otras más conocidas fuera del ámbito automovilístico como las 24 horas de Le Mans.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Del mítico Transiberiano a la línea china de alta velocidad más larga del mundo


Si hablamos de las mayores vías ferroviarias del mundo, parece casi obligado contrastar dos que nada tienen que ver entre sí, una moderna y otra clásica, una casi futurista y tecnológica y otra que evoca tiempos mucho más duros y románticos. Porque no hay línea férrea más larga que el Transiberiano, con sus casi 10.000 kilómetros de extensión que hacen palidecer los de otros grandes trayectos por tren, como por ejemplo los 2.000 kilómetros del también mítico Orient Express. Pero si hablamos de una vía de alta velocidad hay que coger una máquina del tiempo y viajar hasta nuestros días y hasta China, donde está el trayecto  más largo del mundo, con 2.298 kilómetros de extensión.

Esa distancia es la que separa la capital china, Pekín, de la ciudad comercial y centro económico de Guangzhou. Antes de la inauguración de la línea de alta velocidad había que emplear 22 horas en moverse de una a otra. Ahora, ese tiempo ha quedado reducido a ocho horas. El tren alcanza una velocidad media de 300 kilómetros por hora y elevó hasta los 9.300 kilómetros la extensión de los recorridos de alta velocidad en el país. China pretende llegar a los 16.000 kilómetros en 2015 y nada menos que a los 50.000 en 2020, con la culminación de cuatro ejes que conecten Pekin con el norte, el sur, el este y el oeste del país.

Y es que la idea es construir una gran industria nacional ferroviaria basada en este proyecto. Para ello, no ha escatimado en contactos internacionales que transmitan su saber a los ingenieros chinos, ya que se ha contado con la participación de las grandes empresas del sector de todo el mundo, desde Siemens a Alstom pasando por Kawasaki, y se han importado los raíles desde países como Venezuela o Turquía. La línea se inauguró 26 de diciembre de 2012, fecha escogida para que coincidiera con el cumpleaños de Mao Tse-Tung, aunque el primer tren con pasajeros no circuló hasta el 8 de enero de 2013. Las fechas se cumplieron a pesar de algunos contratiempos, como el derrumbe de parte de la línea por las lluvias torrenciales de marzo de 2012 o el choque de dos trenes en 2011 que se saldó con 40 muertos.

Qué lejos quedan los tiempos en los que se construyó el Transiberiano, la línea férrea más larga del mundo, que une Moscú con Vladivostok. Un total de 9.288 kilómetros de vías que conectan la capital del antiguo imperio soviético con la costa rusa del Océano Pacífico. Para tener una idea de la vasta extensión que cubre, basta decir que el viaje de principio a fin dura siete días y que cubre hasta ocho zonas horarias diferentes. En realidad, son tres los trayectos que cubra esta mastodóntica obra: el Transiberiano (es la línea principal, la que une Moscú con Vladivostok), el Transmanchuriano (que llega hasta Chitá después de pasar por Pekín) y el Transmongoliano (cuya última parada es Ulan Ude, capital de la república rusa de Buriatia).

Hay que retroceder a la primera mitad del siglo XIX para ver los primeros pasos de la construcción del Transiberiano, y se hizo de una forma que hoy sería impensable, empleando el trabajo de prisioneros y campesinos, que perdieron la vida a miles debido a las duras condiciones de las inhóspitas zonas que recorre, desde los bosques de Siberia a los bordes del desierto de Gobi. La inmensa obra se llevó a cabo en ocho grandes etapas que respondieron a los enormes retos que planteaba la orografía, como los raíles que sortearon el lago Baikal, en cuyas labores los trabajadores tuvieron que emplearse colgando de acantilados. La inauguración tuvo lugar el 21 de julio de 1904, más de un siglo antes de que lo hiciera el moderno tren bala chino que une Pekín y Guangzhou.