jueves, 5 de marzo de 2015

Arranca la ampliación del puente de Rande, un hito de la ingeniería civil


El pasado día 27 de febrero, con la presencia de la ministra de Fomento, Ana Pastor, se celebró el acto simbólico de la colocación de la primera piedra de la ampliación del puente de Rande, una estructura que cuando se inauguró hace cuatro décadas ya tuvo el honor de ser el puente atirantado más largo del mundo. Esa obra está llamada a constituir uno de los grandes hitos modernos de la ingeniería civil, no sólo española sino a nivel mundial, porque será la primera vez que se amplíe de forma lateral un puente atirantado de una luz de 400 metros. Y se hará, además, mediante una técnica que evitará el corte del tráfico en el puente y que tendrá numerosas ventajas también de cara a la protección medioambiental de la Ría de Vigo.

Pero hagamos un poco de historia. El puente de Rande comenzó a construirse en 1973, se inauguró parcialmente en 1978 y fue abierto al tráfico el 7 de febrero de 1981. Une los municipios pontevedreses de Redondela y Moala, en los márgenes del estrecho de Rande, en la Ría de Vigo. El puente fue proyectado por Fabrizio de Miranda y Alfredo Passaro, fue construido por Cubiertas y M.O.V.Z., S.A. y costó 3.658 millones de pesetas. Con sus 1.604 metros de longitud, un vano central de 401 y dos vanos laterales del tramo atirantado de 147 metros cada uno, el tramo atirantado se sostiene con dos pilares en forma H que se elevan en una altura de 118,6 metros.

Como parte de la AP-9, la autopista del Atlántico, la vía de gran capacidad que cruza Galicia de norte a sur uniendo núcleos de población tan importantes como Vigo, Santiago de Compostela o A Coruña, este puente actúa como el principal eje viario vertebrador de Vigo. La estructura soporta un tráfico de unos 50.000 vehículos diarios, que llegan a ser 60.000 en las épocas de mayor densidad del tránsito. Este incremento del tráfico entre la península del Morrazo y Vigo ha provocado que el tramo Cangas-Teis de la AP-9 llegue a tener el doble de la intensidad media de vehículos del resto del trazado, por lo que era más que necesaria una solución a estos problemas.

La obra, que tiene un plazo de ejecución de 23 meses, la ha proyectado la consultora MC2, del Grupo Typsa, tendrá un presupuesto de 143 millones de euros y consiste en crear un tercer carril en cada sentido de la circulación, a ambos lados de la calzada ya existente. El sistema constructivo será muy similar al que ya se utilizó para levantar originalmente la estructura. El primer paso es la construcción de un embarcadero, que sirve como base de construcción en tierra, y cuatro plataformas de trabajo junto al arranque de las piezas principales. De esta forma, se colocan estas estructuras entre la base del puente y los tajamares de protección. Sobre las plataformas y junto a las pilas se montan las grúas y los ascensores que permitirán el acceso de los trabajadores y el ensamblaje de las piezas.

Esto hará que casi todos los trabajos se puedan realizar desde el agua, con lo que no va a ser necesario interrumpir el tráfico rodado de los cuatro carriles actuales del viaducto. El siguiente paso es el izado de los elementos de fijación de los tirantes, cajones metálicos que se fijan después a la estructura mediante una riostra. Las dovelas se izan después de la misma forma hasta completar la longitud total del nuevo tramo a ambos lados de la estructura ya existente. Para proteger el tráfico, se levantará un túnel de seguridad. La nueva calzada tendrá un ancho libre de cinco metros y tendrá tres zonas de conexión con la calzada actual. Estas dos circunstancias serán especialmente aprovechables en casos de emergencia, ya que ese espacio permitirá el paso de dos vehículos ligeros.

La ministra Pastor aseguró en el acto de colocación de la primera piedra que “este impulso a la autopista AP-9 va a posibilitar mayor movilidad y bienestar a los ciudadanos, y mayor competitividad a las empresas que operan en esta zona. El inicio de estas obras representa un avance importantísimo en términos de vertebración territorial y de progreso para Galicia”, y se congratuló de que el sistema aprobado no afecte a la circulación y, al mismo tiempo, tenga un “respeto medioambiental escrupuloso hacia nuestra ría”. El puente forma parte de un tramo que, hasta 2006, era de peaje. Desde ese momento, pasó a ser un tramo de peaje en la sombra, financiado a partes iguales por la Administración General del Estado y la Xunta de Galicia.

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